MI FAMILIA ESPAÑOLES

HOLA: La idea de crear este blog es para ayudar a los que necesiten buscar datos de sus familiares víctimas, desaparecidos, fusilados o muertos durante o despues de la guerra civil española.
Yo estuve buscando por muchos meses a los hermanos de mi abuelo José, que creímos desaparecidos en Algeciras en el año 1938, yá que la última noticia que habíamos tenido de ellos fué en esa época y les aseguro que cuando uno recién empieza a buscar no sabe por donde. Y realmente fueron muchas las horas que busqué en listados de internet distintos y eran tantos los enlaces que me perdía y yá no sabía si los había leido o no, por las dudas los volvía a leer y así pasaban los días, por eso pensé en hacer un blog que les pueda facilitar la tarea, yá que uno tiene mucha angustia y desesperación por la injusticia, por los seres queridos que ya no están y que uno no sabe que ha pasado con ellos y quiere recuperar el cuerpo, quizás todavía en una fosa o quién sabe donde. Además en este tiempo descubrí foros donde la gente se ayuda en la misma lucha y se dan fuerza para seguir adelante, vale la pena conocerlos, todo es sin interés solamente la justicia y que nuestros seres queridos descansen en paz. Gracias a Antonio G. que me incentivó para seguir y gracias al párroco de una iglesia y su ayudante pudimos encontrar a parte de nuestra familia, hermanos de mi abuelo fallecidos pero no a causa de la guerra civil e hijos de Salvador que están vivos.

ESPAÑA

1 oct 2009

El campo de los Españoles

Mauthausen, el campo de los españoles

En agosto de 1940 llegaron al campo de concentración, en vagones de carga, 470 presos españoles, primera tanda de los 7.300 inscritos en el campo hasta 1945. Estos españoles procedían de la Francia ocupada, concretamente del campo de Les Alliers (Angulema) y pertenecían a la expedición conocida como Convoy de los 927.[11] Formaban parte del medio millón de republicanos que cruzaron la frontera en los últimos meses de la guerra civil, tras la caída de Cataluña. En Francia, fueron internados en campos de concentración distribuidos por el sur de país: el Campo de Argelès-sur-Mer, el Campo de Le Vernet d'Ariège, Barcarès y Septfonds. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos fueron enviados al frente con uniforme francés —en las filas de la Legión Extranjera o en escuadrones de choque—, o integrados en Compañías de Trabajadores Extranjeros. La mayor parte de éstos acabaron capturados por los alemanes en los primeros momentos de la invasión de Francia (mayo–junio de 1940). Tras un paso por los campos de prisioneros de guerra (Stalags) fueron enviados a Mauthausen, donde integraron el grueso del contingente español.

Requerido por las autoridades alemanas para determinar el destino de los prisioneros, el Gobierno de Francisco Franco replicó que no existían españoles allende las fronteras; de ahí que los republicanos de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S —de Spanier— en el centro.

En una segunda fase (después de 1943) los republicanos españoles que llegaban a Mauthausen eran personas detenidas por su actividad en la resistencia francesa. En total, alrededor de 35.000 españoles participaron en la guerra mundial junto a los aliados: cerca de 10.000 acabaron en los campos de concentración alemanes.

Mauthausen pronto comenzó a ser conocido entre los deportados como «El campo de los españoles». Aunque los primeros barracones se remontan a 1938, fueron albañiles españoles quienes construyeron Mauthausen. De ahí que un superviviente francés haya llegado a afirmar que «cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español». La mayoría de los españoles llegó al campo a partir del Armisticio francés, entre la segunda mitad de 1940 y el año 1941. Muchos fallecieron entre 1941 y 1942; por ejemplo, en septiembre y octubre de 1941 una gran parte de los muertos de Gusen —un Kommando o campo auxiliar destinado al exterminio de los presos más débiles— fueron españoles.

El eje de la vida en Mauthausen era la cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta su muerte por extenuación. Una escalera de 186 peldaños separaba la cantera de los barracones. Los deportados debían subirla diez o doce veces por día, cargados con grandes piedras a la espalda, mientras los kapos —prisioneros que ejercían como capataces— les empujaban, zancadilleaban y golpeaban con bastones. Cuando falleció el primer español, el 26 de agosto de 1940, sus compatriotas, ante la sorpresa de los verdugos, guardaron un minuto de silencio, situación que se repetiría en numerosas ocasiones. Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados: albañiles, peluqueros, administrativos, sastres, intérpretes o fotógrafos, pues tenían más posibilidades de sobrevivir que los trabajadores de la cantera. También podían acceder a más información y disponer de más autonomía para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

La labor de la organización española fue crucial, porque cuando en 1942 comenzaron a llegar deportados procedentes de la resistencia francesa y del frente ruso, los españoles eran los veteranos del campo, expertos estrategas en la lucha por la supervivencia, dispuestos a transmitir sus conocimientos a los recién llegados. Por otra parte, al desempeñar diversas actividades en la gestión de Mauthausen, podían ayudar a otros prisioneros. Los españoles que cuidaban la sala de duchas —por poner uno entre otros muchos ejemplos— salvaron la vida a más de un compañero cuando los nazis llevaron a cabo allí ejecuciones masivas mediante la inmersión de grupos de prisioneros durante horas y horas en naves repletas de agua helada hasta la altura de la cintura. La organización clandestina española, además, repartía medicinas robadas de la enfermería y redistribuía la escasa comida que llegaba a los presos, con el fin de asignar más alimentos a los débiles y enfermos.

Sin embargo, el recuerdo más vivo en la memoria de los supervivientes de otros países, sobre todo de los franceses, al hablar del Campo de Mauthausen, es la fe española en la derrota del nazismo, incluso en los peores momentos de la guerra. Quizá porque los republicanos españoles llevaban luchando contra la Alemania nazi y sus socios desde el inicio de la Guerra Civil Española, en 1936. «Una victoria más», explicó en una ocasión un superviviente francés, era la frase que pronunciaban los presos españoles cada vez que llegaban al último de los 186 peldaños de la escalera de la cantera. Convencidos de la victoria aliada, los republicanos decidieron conservar pruebas de la barbarie, para el posterior juicio a los verdugos. Así, por ejemplo, Francisco Boix, fotógrafo del campo, hizo copia de todas las fotos que pasaron por sus manos y logró esconderlas hasta el final de la guerra. Gracias a ellas, Boix pudo probar durante los juicios de Núremberg la presencia de los jerarcas Albert Speer y Ernst Kaltenbrunner en Mauthausen y demoler así su alegato de que desconocían los campos de exterminio.

información obtenida de www.wikipedia.org

Campos de concentración Mauthausen y Gusen

Un poco de historia de éstos campos para comprender mejor nuestra historia, para comprender lo incomprendido, la terrible atrocidad que hicieron con nuestros familiares, con nuestros amigos y vecinos, con las almas desgarradas de dolor.
KZ Mauthausen

El 7 de agosto de 1938, prisioneros del campo de concentración de Dachau fueron enviados al pueblo de Mauthausen, cerca de Linz, Austria, para empezar la construcción de un nuevo campo. El lugar fue escogido por su proximidad a la red de transportes de Linz, pero también porque era un área escasamente poblada.[3] Aunque el campo estaba controlado por el Estado alemán desde el principio, fue fundado por una compañía privada como una empresa económica. El propietario de la cantera Wienergraben (la Marbacher-Bruch, y canteras Bettelberg), que estaba por todo Mauthausen, era una compañía DEST: acrónimo de Deutsche Erd- und Steinwerke GmbH. La compañía, dirigida por Oswald Pohl, que también era un oficial de alto rango de las SS, compró las canteras desde la ciudad de Viena y empezó la construcción del campo de Mauthausen. Un año después, la compañía ordenó construir el primer campo en Gusen. El granito extraído de las canteras había sido utilizado previamente para pavimentar las calles de Viena, pero las autoridades nazis planearon una completa reconstrucción de las principales ciudades de Alemania, de acuerdo con los planes de Albert Speer y otros arquitectos de la arquitectura nazi,[5] para la que se precisaban grandes cantidades de granito.

El dinero necesario para la construcción del campo de Mauthausen fue reunido de diversas fuentes, incluyendo préstamos comerciales del Dresdner Bank, del banco de Praga Escompte Bank, del fondo Reinhardt (que era el dinero robado a los presos en otros campos de concentración) y de la Cruz Roja alemana.[3] [6]

Mauthausen sirvió en un principio como un campo de prisioneros para criminales comunes, prostitutas[7] y otros "Criminales Incorregibles".[8] El 8 de mayo de 1939 se convirtió en un campo de trabajo utilizado principalmente para el encarcelamiento de prisioneros políticos.[9

 

KL Gusen

A finales de 1939, el campo de Mauthausen, con su mina de granito de Wiener-Graben, estaba ya saturado de prisioneros. Su número había crecido de 1.080 a finales de 1938 a 3.000 un año después. Sobre esa época empezó a construirse un nuevo campo en Gusen, a unos 4,5 km de distancia. El nuevo campo (más tarde llamado Gusen I) y su cantera Kastenhofen fueron acabados en mayo de 1940. Los primeros prisioneros fueron trasladados a las dos primeras cabañas (números 7 y 8) el 17 de abril de 1940, mientras que el primer transporte de prisioneros (la mayoría de los campos de Dachau y Sachsenhausen) llegaron el 25 de mayo del mismo año.[3]

Al igual que el cercano Mauthausen, el campo de Gusen utilizaba a los prisioneros como esclavos en las canteras de granito, pero también los alquilaba a varios negocios locales. En octubre de 1941, algunas cabañas fueron separadas del subcampo de Gusen con alambre de espino y se convirtieron en un Campo de Trabajo de Prisioneros de Guerra aparte. Este campo albergaba un gran número de prisioneros de guerra, la mayor parte oficiales soviéticos. En 1942, la capacidad de producción de Mauthausen y Gusen había llegado a su límite. Gusen fue ampliado para incluir al depósito central de las SS, en el que numerosos bienes robados de los territorios ocupados eran almacenados y luego enviados a Alemania.[10] Las canteras y negocios locales necesitaban constantemente más mano de obra mientras más y más alemanes se alistaban en la Wehrmacht.

En marzo de 1944, el antiguo depósito de las SS fue convertido en un nuevo subcampo, llamado Gusen II. Hasta el final de la guerra el depósito fue un campo de concentración improvisado. El campo tenía de 12.000 a 17.000 presos, privados de las necesidades más básicas.[1] En diciembre de 1944, se puso en funcionamiento otra parte de Gusen en la cercana Lungitz. En este lugar, partes de una infraestructura de una fábrica fueron convertidas en un tercer subcampo de Gusen, Gusen III.[1] El aumento del número de subcampos no podía absorber al incipiente número de presos, que llevó a la superpoblación en todas las cabañas de todos los subcampons de Mauthausen-Gusen. De finales de 1940 a 1944, el número de presos por cama ascendió de 2 a 4.[1

En enero de 1945, los campos, dirigidos desde la oficina central en Mauthausen, contenían unos 85.000 prisioneros.[3] Se desconoce el número de víctimas, aunque la mayoría de las fuentes las cifran entre 122.766 y 320.000 en todo el complejo. Los campos formaron uno de los primeros campos de concentración masivos en la Alemania nazi, y fueron los últimos en ser liberados por los Aliados Occidentales o la Unión Soviética. Los dos campos principales, Mauthausen y Gusen I, fueron los dos únicos campos de toda Europa etiquetados como campos de "Grado III", lo que significaba que eran los campos más duros para los "Enemigos Políticos Incorregibles del Reich".[1] A diferencia de muchos otros campos de concentración, que eran para todo tipo de prisioneros, Mauthausen fue utilizado principalmente para tareas de exterminio de la intelligentsia, gente ilustrada y miembros de las clases sociales altas de países subyugados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.[4 

información  obtenida de Wikipedia.org