¡Ay dolor, dolor del viento,
dolor del cielo y el agua,
dolor de espigas tronchadas!
Soledad: ¿adónde llevas
la sombra de mis pisadas?
Los campos que ellas conocen
ya sólo mis ojos aguardan.
Soledad: ¡mírame el pecho!
De Málaga vengo ¡ay Málaga!,
Allí tendida te quedas
sobre tus calientes playas,
mal herida en tus costados
que sobre la mar desangras.
¡Ay, hermanos! Sostenedme,
que el corazón se me para,
que la sangre se me enfría
y la razón se me acaba.
¡Ay soledad! ¡Soledad!
¡Roja soledad de Málaga!
¡Ay soledad de sus tierras!
¡Ay soledad de sus fábricas!
¡Ay soledad de sus puertos
y soledad de sus plazas!
Málaga, no me golpees
tan duramente en la espalda,
que pesas como una piedra
y cortas como navaja. Llevo tu recuerdo a cuestas
Igual que dos negras alas
que muerta viva me llevan
por la conciencia de España.
¡Ay Málaga!, ni los peces
quieren ya estar en tus aguas:
los pájaros por el cielo
se van huyendo a bandadas;
triste la flor que puede
separarse de sus rama. Desprendida de mis tierras,
quedando al salir mi casa,
viene llena de cenizas
y cargada de amenazas,
dejándome el corazón
hecho temblor de sus llamas
y trayéndome en el pecho
en lugar suyo, esta llaga,
que si en mi dolor se hunde,
entre mis odios se agranda.
Negro pozo es de terror:
roja campana de alarma
que si da luto a mis venas
también en fuego las alza. A montones nos salimos
cuando la negra metralla
tronchó el último jardín
y la fuente más lejana.
Por los montes, por los riscos,
por las carreteras anchas,
Junto a las aguas del mar,
por las estrechas cañadas,
como un rebaño perdido
nuestro dolor rebosaba.
¡Qué agudas alas de muerte
por las nubes acechaban!
¡Qué alucinación el mar,
dragón de hierro en sus aguas,
erizando sus cañones
clavó en nosotros sus garras!
Entre las sombras del monte,
bajo el crujir de las balas,
perdí lo que más quería,
perdí lo que más amaba.
Hijos ¿dónde os encontráis?
Vuestros pies, ¿por dónde marchan?
¿Os mueve acaso la vida
o vuestra sangre cuajada
en las piedras del camino
aguardan nuestra venganza?
Mala noche, viento negro
Que aún desgarra mis entrañas.
Cuchilla de mi dolor
¡qué honda por mi pecho bajas! Mas si en mis ojos no hay sueño,
si en mi memoria no hay calma,
no ha de enturbiar el recuerdo
la voluntad que en mí clama.
Si desfallece mi cuerpo,
si se dobla como planta
reseca por el ardor
de mi corazón en ascuas,
corre firme por mis venas
toda mi sangre inflamada,
y si mil hijos tuviera,
de nuevo los entregara,
si al perderlos con su muerte
pudiera librar a España.
Hermanos, si mi tristeza,
si mi soledad desgarra,
es soledad sólo mía,
soledad de mis entrañas.
Y si Málaga me duele,
si en mi pena está clavada,
mi dolor es sólo mío,
cansado de mis jornada s.
mi tristeza, compañeros,
mi soledad desgranada
gota a gota en el olvido
hundirá el tiempo en sus aguas,
mas hay tristeza, ¿sabedlo!,
tristeza que no se calma,
pues si el fascismo mordiera
sobre las tierras de España
¿qué olvido habrá para el llanto
si es la libertad esclava?
quede Málaga en ruinas,
muera mi angustia en sus llamas,
sufra yo el dolor, si sirve
mi ejemplo como campana,
que cuando España esté libre
serán mis hijos sus alas. |